jueves, 6 de agosto de 2009

Introducción a Humano y Libre, por Daniela Blank


Desde el principio de la civilización, el peor enemigo del Hombre ha sido, paradójicamente, el Hombre. No ha habido calamidad ni catástrofe que iguale o supere los lamentables daños que los seres humanos nos hemos causado unos a otros por razones políticas, religiosas, económicas, raciales o étnicas.

Las autocracias, los imperios, las iglesias, los grandes conglomerados económicos o las transnacionales comerciales no han tenido escrúpulos cuando se trata de controlar a las sociedades y a los pueblos. Sus acciones de dominio están motivadas por intereses especiales y no por los intereses de la humanidad.

Toda suerte de fórmulas se han diseñado para contrarrestar este mal humano de esclavizar y dominar al Hombre, que vivió su peor momento en la Edad Media cuando las formas de autoridad y poderío redujeron a la civilización a la oscuridad de la tortura y de la muerte como mecanismo de sujeción humana.

La conclusión a través de los siglos es que el espíritu del Hombre es indoblegable y siempre se rebela ante cualquier forma de esclavitud. Millones de muertes hemos tenido que padecer para entender que cualquiera que sea el disfraz de la tiranía (religiosa, política, ideológica, racial o económica) el Hombre siempre luchará por su vida, por su libertad, por sus propiedades y por la igualdad de derechos.

En 1948, después de la más triste y barbárica cacería humana que haya padecido la historia de la civilización, se erigió el más enaltecedor documento que haya ideado el ser humano para resguardarse a sí mismo: la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Un marco de referencia de treinta artículos que permiten entender y dilucidar cuándo nuestros actos están contribuyendo o deteriorando la dignidad humana.

En Humano y Libre estamos convencidos de que una campaña masiva de ilustración en cuanto a los derechos y libertades humanas contenidos en la Declaración Universal hará más conscientes y críticos a los seres humanos y le permitirá luchar y conquistar su propia dignidad sin necesidad de que alguien lo haga por ellos. Hemos concluido que una sociedad consciente de sus derechos civiles, políticos, sociales, económicos y culturales, es decir, humanos, sabrá responder a cualquier intento de tiranía que pueda aparecer en su medio ambiente.

Los derechos humanos no son una concesión que se nos da ni mucho menos una limosna que se nos ofrece desde el gobierno o desde cualquier forma de poder. Los derechos humanos son una virtud y un valor que poseemos por el simple hecho de ser humanos. Una huella digital es el único requisito necesario para hacernos dueños de ellos. Nadie nos lo puede vulnerar ni violar, pero para que esto no ocurra debemos conocerlos, estar conscientes de su alcance, exigirlos y respetarlos entre nuestros semejantes. Mientras más personas lo hagan, sin duda, la sociedad será más humana y libre.

La Libertad es la posibilidad de escoger y alcanzar nuestros sueños de Ser, Hacer y Tener, y los límites de la Libertad son el respeto de los derechos humanos de nuestros semejantes. Y a la vez concluimos que en la medida de que nuestros semejantes sean más libres, nosotros también lo seremos, pues somos parte de una misma sociedad.

El primer paso es reconocernos entre nosotros como “seres humanos”. Todos acreedores de los mismos derechos, y todos igualmente diferentes. Cada quien con su potencialidad, con su historia y su aprendizaje que enriquece a la humanidad.

Para poder ser “humanos y libres” tenemos que tener un marco de referencia que nos permita dilucidar el alcance y límites de nuestra libertad. Ese marco lo representan los derechos humanos contenidos en la Declaración Universal y es fundamental que cada uno de nosotros los conozca y los respete, que los hagamos eficaces.

Nuestra misión es comenzar esta maravillosa tarea de concientización y para tal fin necesitamos que tú nos acompañes. Si lo logramos triunfará la humanidad.

Cuenta con nosotros, esperamos contar contigo…